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Conferencia
Guadalajara el entorno arquitectónico de Anacleto González Flores.
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Por el Sr. José Venancio Ordoño Reynoso,
Máster en Arquitectura.
Para mi es un honor y al mismo tiempo un compromiso el que se me confirió
para pronunciar la conferencia inaugural de la Cátedra que lleva el nombre de
Anacleto Gonzáles Flores, he aceptado no solamente por el espíritu que me ha
animado desde hace treinta años a colaborar con mi Alma Mater, sino también
me ha animado mi espíritu cristiano, mexicano y jalisciense, mi espíritu
guadalupano y cristero que heredé de mi familia materna.
Tengo el honor de ser sobrino del Dr. José Gregorio Gutiérrez Gutiérrez ,
quien murió con el cargo de Gral. En Jefe de la Guardia Cristera, y quien
gracias al apoyo del Dr. Ángel Leaño Alvarez del Castillo, después de
aquellas épocas de persecución, se convirtió en uno de los primeros egresados
de la Facultad de Medicina de esta Universidad.
Mi tío José, como cariñosamente le decíamos, llevaba con mi madre entrañables
relaciones, y en la dedicatoria de su libro: Memorias de la Gesta Cristera,
sólo reclama a la familia una cosa; el haberlo rescatado de las garras del
Ejército Federal privándolo de la gloria del martirio.
Por eso acepto con gusto esbozar algunas ideas del entorno
arquitectónico, urbano, social e histórico en que se dio la vida y sobre todo
el martirio de Anacleto Gonzáles Flores.
Todo el tema es una mezcla de ideas, de conceptos históricos y de imágenes
que nos hablan de la destrucción, que en aras del supuesto progreso, de las
libertades, de la igualdad y la justicia, en aras del pensamiento
positivista, fueron perpetrados en Guadalajara, no sólo en tiempos de Anacleto,
sino ya desde mucho antes; y se van a entrecruzar estas
historias................... y la historia de una ciudad vejada en lo más
sagrado, en sus edificios, en sus instituciones y en sus ministros
religiosos.
Este paredón demolido, por ejemplo, es
parte de lo que quedó de varias destrucciones
que sufrió el gran Convento Carmelita de
Guadalajara.
Durante la época Colonial Guadalajara lucía como una ciudad compacta, de
carácter conventual; quizás no se extendía por más de doce manzanas de Norte
a Sur, y otras tantas de Oriente a Poniente. Era una ciudad amurallada: ¿En
donde estaban las murallas y en donde las puertas?, pues por el rumbo del
Norte estaba Santo Domingo; por el lado del Sur San Francisco; por el lado de
Oriente la Santa Veracruz o San Juan de Dios; y por el Poniente el Carmen.
Esos venerables edificios eran la fortaleza de nuestra ciudad..., hago
paréntesis para señalar que ahora si nos colocamos en el lado Oriente de la
ciudad, veremos que ya no son esos edificios los que la custodian, y hasta en
broma, pero más con ironía, lo he dicho en el Patronato del Centro Histórico
--que ya ni la Justicia, ni la Sabiduría, ni la Fortaleza--, que dijera
Agustín Yánez, custodian a esta ciudad; hoy parece ser custodiada por
Moctezuma, Tecate y Sol..., hasta eso hemos caído.
Cuando Guadalajara era una ciudad compacta, tenía, según los cronistas,
más de catorce templos, sin contar a la Catedral ni tampoco las capillas de
los monasterios, que en la ciudad se habían establecido, y no eran pocas: San
Francisco tenía cinco; por otra parte al finalizar la época colonial
Guadalajara se vio beneficiada por la obra de los Obispos Fray Antonio
Alcalde y Fray Juan Cruz Ruiz de Cabañas.
Alcalde expandió la ciudad por el rumbo del Norte, e aquí parte de su
obra:
*Construcción del Santuario de nuestra Señora de Guadalupe.
*Construcción del Real Hospital de San Miguel de Belén, con mil camas, cifra
extraordinaria para aquél entonces (FECHA).
*Fundación del primer conjunto habitacional popular de viviendas en renta para
gente pobre, compuesto por cuatro manzanas de casitas; este que después sería
el Barrio del Santuario, se conoció como las cuadritas.
* Establecimiento del Beaterio de Santa catalina de Sena.
Establecimiento del Convento de las Capuchinas.
*Trajo la primera imprenta.
*Fundación de la Real y Literaria Universidad de Guadalajara
*Dejó fondos para que se levantara la Capilla del Sagrario
El Obispo Cabañas continuó la obra de Alcalde, dejándonos principalmente
la magnífica Casa de Caridad y Misericordia, que después se conoció
simplemente como el Hospicio Cabañas. Aquí se van alternando textos
históricos e imágenes de esos tiempos
Este es el monumento al Gral. Ramón
Corona, el cual hoy lo vemos en la
Calzada Independencia y la calle que
lleva su nombre, pero originalmente fue
colocado al centro del Atrio de lo que
fue el Convento de San Francisco;
en el lugar en el que alguna vez se
irguió la Cruz Atrial.
Llega la Independencia
Junio 13 de 1821, Pedro Celestino Negrete proclama la Independencia de la
Nueva Galicia en San Pedro Tlaquepaque, ese mismo día se produce aquí en
Guadalajara uno de los milagros de los que antes hacía mención el Lic. Juan
José Leaño: la Virgen de Zapopan se interpone como mediadora entre las
fuerzas opositoras, para que la ciudad sea entregada y recibida en paz. Más
tarde es erigido el estado libre y Soberano de Jalisco con Guadalajara como
capital.
Esta es la imagen, todavía no completa
de aquella Guadalajara, porque en 1823 la Catedral no
tenía esas torres, solo el primer
cuerpo, lo demás de las anteriores se había caído (1818)
en un terremoto, precisamente en la
época de la Guerra de Independencia. Más tarde (fecha)
se levantarían estas torres y se termino
la parroquia del Sagrario
A partir de 1834 las guerras civiles y las intervenciones extranjeras que
asolaron el país dejaron aquí también una huella de destrucción y muerte
--fue más lo que se destruyó que lo que se construyó--, en aquel tiempo templos
y conventos fueron convertidos en cuarteles; el de Santo Domingo desapareció
por completo, así como el de las Carmelitas; del de San Francisco, del de la
Compañía y del de Santa María de Gracia no quedó casi nada. La misma catedral
perdió su Ciprés de plata, y hasta las obras civiles como el Palacio de
Gobierno sufrieron muchos daños.
Como dice Francis Clement Kelley en su libro México, el país de los altares
ensangrentados, lo más doloroso es lo que perdió la religión, la
educación..., lo que perdió la cultura. Gracias a esas guerras hoy quien
quiera conocer los documentos de la verdadera historia de México, tendrá que
ir a buscarlos a los archivos del Congreso Norteamericano en Washington, o a
la Universidad de Texas..., porque de aquí se perdieron altares, bibliotecas,
conventos, obras de arte.
Este era el interior de nuestra Catedral
con sus plantas de salud, objeto de muchos cambios
necesarios, sobre todo durante la época
en que gobernó la Diócesis el Obispo cabañas;
más tarde el especto que aquí vemos se
debió a la obra del primer Arzobispo Don Pedro
Espinosa y Dávalos. Se trajo, importado
desde Génova, un altar de mármol excento o Ciprés...
La destrucción comenzó pronto y no ha concluido (en 1992 fue retirado el
Cipres, del cual no sabemos con precisión en donde está, o si todavía
existe), por el viento Norte el primer edificio que sufrió los embates de las
guerras del S. XX, fue el Convento de Santo Domingo; don Ramiro Villaseñor en
sus Calles Históricas de Guadalajara, nos habla de la solidez de este
edificio, y de cómo resistió los golpes de los liberales y de los
conservadores.
Por el viento Sur esta el magnífico Convento de San Francisco, de gran
tradición, establecido aquí desde la primera mitad del S. XVI, nació con
Guadalajara, fue fundado por el heroico y venerable cofundador y padre
espiritual de esta ciudad, Fray Antonio de Segovia --con quien todavía
tenemos una enorme deuda con su memoria-; éste conjunto era enorme (poco irán
apareciendo descripciones del mismo),
Este es el estado de lo poco que se
encontraba en el S. XX.
En cuanto a Santo Domingo, se dice que
el Gral. Santos Degollado levantó
ese sitio, pero nadie se ocupó de
levantar los escombros de aquel gran Convento.
Pasando a otro ámbito aquí tenemos una
vista de principios del S. XX de nuestra
Plaza de Armas, se observa también la
Catedral con sus torres
ya terminadas, la cúpula del Sagrario y
a un costado el Palacio de Gobierno.
Volviendo a San Francisco toda la
primera mitad del siglo XVII, y la segunda del XVIII, están marcadas por una
gran actividad constructiva en este lugar; era una auténtica imagen de la
Ciudad De Dios en la tierra:
El atrio con sus arcos invertidos, sus tres pórticos, sus cinco capillas todo
dispuesto con armonía para servir a la población hispana de la ciudad, u a
los naturales de Mexicaltzingo. Había un arco muy famoso, estaba precisamente
en lo que es hoy la confluencia de las calles de Prisciliano Sánchez y 16 de
septiembre, era la puerta mayor del Convento, y ahí en el Tímpano se leía:
Esta es la casa del Señor tu Dios. Por allí entraban a Guadalajara: Virreyes,
Alcaldes, Obispos y Arzobispos..., todo eso se perdió.
Aquí otra imagen del patrimonio perdido:
La iglesia de Nuestra Señora. de la Soledad,
ubicada al Norte de la Catedral, donde
hoy está la Rotonda; fue en el S. XIX en que esta
iglesia se arruinó y hasta el XX ya se
tuvo pretexto para echarla abajo.
Anexo estaba el edificio que fue de la
Cofradía de los Oblatos, sin embargo
este se convirtió durante la Revolución
en Palacio Federal.
Nada más en lo que se refiere a San
Francisco, hay que comparar lo que se describió
antes, con lo que vino a suceder en la
segunda mitad del S. XIX y durante todo el XX:
1º Expropiación, parcelación y venta a particulares del enorme huerto, el
cual llegaba hasta donde hoy esta el monumento a la Independencia.
2º Destrucción total de las capillas de san Antonio, San Roque y Santo
Sepulcro.
3º Derribo de casi todo el muro del Atrio y de sus arcos de ingreso.
4º Transformación de la porción Norte del Atrio en el jardín Ramón Corona, y
posterior visectación del mismo.
5º Ya en pleno S. XX, incendio intencional del templo de San Francisco, y
posteriormente, demolición de la gran Sacristía para dar paso a la Av.
Revolución.
Y por último –poca gente lo supo, pero a mí me consta porque casual0mente
pasaba por ahí--, en los turbulentos 70s, hubo un fallido intento de destruir
la capilla de nuestra señora de Aranzazu, incendiando la puerta oriente de la
misma.
Aquí si nos encaja la imagen de ese San
Francisco que ya era mutilado;
todo esto también vino después abajo.
Algunas casonas de gusto francés
fueron demolidas para abrir paso a la
Av. Revolución
Por el rumbo del Ocaso, es decir del Poniente, cerraba la ciudad el
magnífico templo de San José propiedad de los Religiosos Carmelitas, si bien
su construcción no alcanzaba enormes dimensiones, el solar de este Convento
era el más extenso de Guadalajara, el cual se extendía desde lo que hoy
conocemos como el Jardín del Carmen, hasta la calle de Escorza, quedando
incluidos en éste: el actual templo de Nuestra Señora del Carmen (que es tan
sólo una pequeña parte del original), la finca conocida como el ex Convento
del Carmen; y todo lo que esta hacia el oriente hasta la calle mencionada, es
decir la Avenida del Federalismo y lo que conocemos como el parque de la
Revolución, todo esto sin la división hecha por la calle Juárez.
Una descripción del Dr. Ribera y unos versos de Gallardo, citados por Fray
Luis del Palacio nos hablan de los tesoros y riquezas que se conservaban en
este sitio:
........................................................
fue a Fray Manuel de San Juan Crisóstomo Nájera al que el carmen debió mucho
de esto, pero también él fue el iniciador de la destrucción, pues era de
ligeras tendencias liberales, de hecho sufrió destierros a EU por sus ideas
liberaloides.
Durante 1943 en cierta forma se vio obligado a vender al Gobernador
Antonio Escobedo los terrenos que ocupaban la enorme huerta del Carmen; $8,000
fue el monto de la transacción.
Más tarde otros templos surgieron, el
que se ve en la foto es el de san José a fines
del S. XIX y principios del XX,; se
comenzó a edificar con fondos de la Hermandad Josefina en
una parte del terreno de lo que había sido
el Convento de santo Domingo. Volviendo al Carmen,
la piqueta avanzo implacable, primero se
demolieron algunas dependencias de menor importancia
para abrir la calle del Pavo, frente al
Jardín del Penal, luego se demolió la Iglesia del Señor San José;
porque no era posible, de acuerdo a la
mentalidad de los revolucionarios que un edificio tan alto,
quitara seguridad y lucimiento al de la
Penitenciaría.
Más tarde se demolió la célebre biblioteca, aquella exposición
permanente, perpetua, en lo que hoy llamamos el Ex Convento del Carmen y la
calle del Pavo; por último se demolió buena parte de la Portería para dar
paso a la Av. Juárez, ya en la mitad del S. XX.
Los Conventos de religiosas no corrieron con mejor suerte, así ocurrió en
Santa Mónica, en donde las monjas fueron exclaustradas y los predios fueron
tomados en posesión por el Estado, o bien los enajenó a particulares.
Esta es una imagen de la ciudad a fines
del S. XIX y principios del XX,
con sus calles angostas, sus edificios
ya modificados por la influencia de la arquitectura francesa.
Esta era la vieja calle de san
Francisco, hoy Avenida de 16 de Septiembre.
Pese a todas las turbulencias se
concluyeron el Hospicio, la Parroquia del Sagrario,
el cementerio de Belem; se pudieron
levantar las actuales torres de Catedral,
y se llevó a cabo la redecoración de su
interior, todo esto en tiempos de los
Arzobispos Pedro Espinosa y Dávalos y
Pedro Loza y Pardavé.
Aquí tenemos una muestra más de aquella
destrucción, esta es una vista del entorno del Carmen, al
Convento ya mutilado, aun le quedaba más
de lo que le queda hoy; la
biblioteca ya había desaparecido, a la
derecha se advierten dos torreoncitos,
son el actual templo de nuestra Señora
del Carmen que se hizo adaptando la capilla anexa al templo del Sr. San José.
El gobierno por su parte añadió un
pórtico neoclásico a la ex iglesia de Santo Tomás, construyó la Penitenciaría
y el Teatro Degollado.
Esta es la portada de la Penitenciaría
edificada en la huerta del carmen,
en lo que hoy es el parque de la
Revolución, proyecto del Arquitecto de origen francés Carlos Nevel
En el último cuarto del S. XX, bajo la llamada “Paz Porfiriana”,
Guadalajara entró a la modernidad, tuvo sus primeros sistemas de transporte
público, contó luego con energía eléctrica y red Telefónica; quedó comunicada
con la capital del país y con otras ciudades por medio del telégrafo, y por
último se inauguró el Ferrocarril.
Durante el gobierno del Gral. Corona, se construyó el mercado que lleva
su nombre; se estableció la primera sucursal del Banco de Londres y México, y
luego bajo el gobierno del Gral. Curiel se dotó a casi toda la ciudad de
sistema de drenaje, es decir se completó la obra hidráulica de Fray Antonio
Buseta, se construyó el mercado Alcalde y se puso en servicio el Cementerio
de Mezquitán, obra del gobernador Curiel, lo mismo que el acueducto.
En 1900 Guadalajara
era ya la segunda ciudad del país, con solo 120,000 habitantes. Comienza el
fenómeno de la suburbanización, hacia el Poniente se crean las colonias
residenciales y hacia el Oriente las colonias populares. Las sobrias fachadas
de la arquitectura colonial, van cediendo su lugar a decoraciones exóticas,
generalmente de gusto francés.
Catedral tenía un
atrio enverjado, esta había sido obra del Obispo Pedro Espinosa y Dávalos.
Los Tapatíos de entonces querían vivir su “Belle Epoque”, y prueba de ello es
el quiosco que se fabricó en París para instalarlo en la Plaza de Armas, las
colonias residenciales y los afeites con que se fue vistiendo la arquitectura
tapatía.
Sin embargo la revolución iniciada en 1910, había de poner fin a aquel
periódo de paz y de progreso, y a las aspiraciones de los tapatíos; las
fuerzas de Obregón, Lucio Blanco, Carranza, y de Villa dieron sucesivamente
contra Guadalajara; las luchas sociales se volvieron cada vez más enconadas,
pero lo peor fueron los ataques que los llamados constitucionalistas
perpetraron en contra de lo más santo y venerable:
la religión..., la Iglesia católica..., sus templos; escuelas, hospitales, sacerdotes,
sus monjas, sus maestros y sus fieles.
La lucha fue abierta contra las libertades fundamentales de credo, de culto y
de educación. El 21 de julio de 1914 se cerraron los templos, y más de un
centenar de sacerdotes fueron recluidos en la penitenciaría de Escobedo, en
donde fueron objeto de múltiples vejaciones, con el pretexto de que
conspiraban contra el Ejército Constitucionalista..., nueve días después, al
no encontrárseles pruebas, los sacerdotes fueron liberados, pero los templos
no fueron reabiertos al culto, al contrario, se dio la orden de saquearlos.
Ya muchos saqueos se habían hecho.
Esto ya no lo podemos ver porque se ha desfigurado el edificio, pero el
sitio existe, es una escuela que se construyó sobre uno de los edificios de
los Colegios de Santa María de Gracia; hoy este edificio con la fachada
totalmente desfigurada, corresponde a la escuela de Artes Plásticas de la
Universidad estatal.
De los templos saqueados escribió el propio Anacleto: Desaparecieron
todos los objetos de valor, los cadáveres de los Obispos fueron desenterrados
y la catedral convertida en cuartel, se hizo mantillas para los caballos de
los paramentos sagrados, y se llegó a emplear los pergaminos de los libros
corales en tambores de tropa.
En la primera decena de agosto de 1914, los constitucionalistas asestaron
otro golpe contra la clerecía, esta vez fueron los sacerdotes y religiosos
extranjeros las víctimas de la persecución: Jesuitas, Juaninos, Maristas y
Salesianos que tanto bien hacían en nuestra ciudad, fueron puestos en un
vagón, amarrado al tren de Manzanillo, enviado a ese puerto, y después
deportados a Europa: y en el mismo mes se hizo de igual forma con las
religiosas, con las mujeres de la vida consagrada a Dios; en el colmo del
cinismo, el gobierno no hablaba de deportaciones, simple y sencillamente, los
religiosos y las religiosas fueron enviados a socorrer a los heridos de la
guerra europea.
Fuerzas Constitucionalistas en
Guadalajara.
En 1915 otro suceso estremece a Guadalajara, las tropas Villistas y Carrancista
se enfrentan en diversos puntos de la ciudad, dos abnegados sacerdotes: José
María Araiza y David Galván acuden , en el cumplimiento de su ministerio, a
socorrer espiritualmente a las víctimas de ambos bandos; fueron aprehendidos,
Araiza logró huir, salvó la vida. El Padre Galván fue arteramente asesinado,
Guadalajara se indigna; pero hoy puede cantar con orgullo que tiene las
reliquias de un santo, San David Galván, protomártir de la Gesta Cristera. Se
le venera en el templo de nuestra Señora del Rosario, en el “Barrio del
Retiro”
Aquí seguimos con las imágenes de lo que
fue destruido, de lo que ya no podemos ver, la Plazuela de la Catedral;
todavía a la derecha se aprecia el Atrio enverjado, es un domingo a la salida
de Misa de 12, al fondo está el edificio del Palacio Episcopal.
Pero todavía faltaba dar otros golpes a la Iglesia y a los creyentes,
había que borrar toda huella que evocara las virtudes de Fe y Caridad, pasar
por encima de las libertades de Credo, Culto y Educación. Hubo dos caminos
por los que optó el Estado; para lo que podía servir a sus propósitos, el
despojo; eso que en términos coloquiales y vergonzosamente – aunque todavía
no esta asentado en el Diccionario de la Real Academia Española--, conocemos
como “la carranceada”. Es realmente penoso que el nombre del a nombre del
llamado Primer Jefe del Ejército Constitucionalista de México, se convierta
en sinónimo de robo y despojo; decir: “te carrancearon”, es decir: “te
robaron”, “te despojaron, se apropiaron de lo que no era de ellos).
El otro camino para eliminar lo que, según los revolucionarios, podía
obstaculizar el progreso, fue eliminado a base de la demolición, de la
piqueta.
De lo carranceado aquí tenemos un inventario:
*El Seminario Conciliar, actualmente sede de la 15ava. Zona Militar.
*El Instituto de Ciencias del Señor San José.
*El Palacio Episcopal, convertido luego en Palacio Municipal.
Demoliciones en 1948:
· Edifico de la Congregación de loa Oblatos, convertido en Palacio Federal.
· Beaterio de Santa Catalina, convertido en Hospital Militar.
· Colegio del Espíritu Santo.
Imagen de lo demás que nos quitó la
piqueta en aquellos tiempos:
*Atrio y enverjado de Catedral
*Atrio de la iglesia de Mexicaltzingo
*Parte de la iglesia de santo Tomás o de
la Compañía, con el pretexto de abrir paso a la calle Galeana.
*Parte del templo de Santa María de Gracia para abrir paso a una calle
inútil, porque no empieza en nada y termina en el muro lateral del Teatro
Degollado, y que se llama Venustiano Carranza.
· El Atrio y parte del templo de la Santa Veracruz o de San Juan de Dios.
· Imagen del tiempo y el contexto en que
vivió Anacleto Gonzáles Flores.
· En los años 20´s se dividió arbitrariamente la ciudad en cuatro
sectores; Hidalgo,Libertad, Juárez y Reforma, ya para entonces la nomenclatura
de las calles era totalmente distinta a la que había existido en la época
colonial; los nombres asociados a edificios y lugares conocidos, y a
personajes y acontecimientos arraigados en lo más profundo de la memoria
histórica de los tapatíos, cedieron lugar a los de los “héroes “ patrios, y
hasta de otras naciones, por no decir también que a conceptos tan vagos como:
Progreso, Industria, Federación, etc.
· Desfigurada la imagen, modificados los implantados nuevos códigos, nuestra
ciudad avanzaba todavía más hacia la pérdida de su identidad.
· Este era el Jardín del Santuario,
fundado por el Obispo Alcalde, depués se llamó Jardín Hidalgo.
· Todos estos constituyen los antecedentes y el contexto en que apareció
la figura señera de un alteño oriundo de Tepatitlan, que vino a radicar a
Guadalajara en tiempos sobremanera difíciles. La que sigue es una descripción
que hace de él Agustín Yánez:
“Ojos de Fe, oídos de Esperanza, lengua de Caridad, carrera de Fortaleza,
quehacer de Justicia, vida de Templanza, matrimonio de Prudencia y
Paciencia..., dueño de unos cuántos, libros eternos y de una guitarra..., que
sabe conjugar cierta invariable dulzura de la pupilas con miradas de fuego
–penetrantes--, y melancolías de ensueño..., este hombre esencial de voluntad
sobrehumana, de pensamiento clásico, de atracción arrolladora; este hombre
bueno, que no cura de los soberbios grandes el estado, ha muerto: lo
asesinaron pretorianamente.
Venido de pobre nacimiento, con grandes trabajos, tuvo entre sus manos de
orador –e iluminado-, el alma de la ciudad, como una masa dócil; sopló en
ella conjuros de montaña y de mar, la puso en pie, la llevó de acá para allá,
la hizo llorar de rabias y devociones, la vistió de luto, la hizo conspirar y
tomar el rifle, y a esto fue traído por voces misteriosas, pues de condición
era manso y humilde”.
Silencio... un día como hoy, 31 de marzo de 1927, el Maestro “Cleto” fue
aprehendido con cuatro de sus compañeros y llevado a la comisaría, de allí ya
no había de volver, fue como su oración en el Huerto de los Olivos.
Silencio... 1º de abril de 1927 en la madrugada, el Maestro “Cleto” fue
fusilado junto a sus compañeros; un juicio pretoriano lo llevó hasta el
patíbulo.
Silencio... 1º de abril de 1927 por la tarde, por la tarde el Maestro
“Cleto” fue velado y llorado en su humilde domicilio de la calle Garibaldi,
en el barrio del Refugio.
“Sábado 2 de abril de 1927, Guadalajara -en hombros-, tinta en sangre y
estremecida, lo lleva a enterrar y aún los enemigos del caído se han
conturbado y vienen a infundirle nueva vida, esta vida nueva de mitificación
que jamás concluirá.
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